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Luciano De Cecco 2y

De Cecco: "Tenemos muchas cosas por mejorar, pero las expectativas son buenas"

¡Hola a todos! Es un gusto reencontrarnos en este espacio. Escribo esta columna en París, ya que estamos haciendo escala para tomar nuestro vuelo hacia Argentina. Muchos de ustedes leerán estas líneas mientras estemos nuevamente sobre un avión. Como sabrán, partimos desde Japón, donde afrontamos el cierre de la fase regular de la Liga de las Naciones, más conocida como VNL, por su sigla en inglés.

Tenemos muchas cosas por mejorar, pero las expectativas son buenas. Por eso, a esta hora me atraviesa un mix de sensaciones. Por un lado, hay cuestiones positivas. Eso es evidente. Aun así, no puedo dejar de pensar no aprovechamos nuestra chance de clasificarnos para la fase final. Teníamos en mano nuestro destino y no pudimos cumplir el objetivo de sacar pasaje a Bologna, Italia, donde se jugará la definición de la VNL.

Para alcanzar ese objetivo, en la última fecha debíamos vencer a Estados Unidos y esperar una derrota de Países Bajos contra Italia, algo que finalmente sucedió. Es decir que si hubiésemos ganado el último partido estaríamos hablando de otra cosa. Lamentablemente, no pudo ser.

Tuvimos nivel para competir, pero desaprovechamos la oportunidad que estaba en nuestras manos. De todos modos, hay que ir para adelante y cicatrizar las posibles heridas. No queda otra. El deporte es así. Creo que hubo un combo de inexperiencia, agotamiento físico y algunas cuestiones mentales que no nos permitieron concretar la clasificación.

Ese mix impidió que jugáramos al mejor nivel durante los cinco sets contra Estados Unidos. Lo hicimos muy bien durante poco más de tres sets y después nos caímos. De todos modos, mantuvimos la ilusión hasta el último punto, porque estuvimos 2-1 arriba y perdimos 3 a 2, 17-15 en el tie-break. Hay que aprender de esas situaciones, de esas chances desaprovechadas.

Entiendo que el equipo llegó hasta un límite y no pudo superarlo o sostenerlo. Eso es parte de lo que te exige la alta competencia. Poder rendir al máximo nivel y sin baches en la última semana de competencia, en la que está todo en juego, es algo difícil. Hay que estar muy preparado para encontrar equilibrio en esas situaciones, porque pesa lo mental, lo físico, el nivel de juego y tantísimos elementos más.

Aunque yo me sumé al equipo recién para el tramo que se jugó en Japón, mis compañeros venían de tres semanas de partidos y cuatro semanas de viajes: estuvieron en Canadá, volvieron a Argentina, desde allí partieron a Filipinas y más tarde a Japón. Seguramente, estaban más cansados o “tocados” en todo sentido, e inclusive teníamos jugadores fundamentales lesionados. Todo eso se sumó para impedirnos pasar a la fase final. Sin embargo, siempre rescato que uno aprende consciente o inconscientemente de estas situaciones y trata de potenciarse para el futuro.

Como muchos sabrán, para llegar con posibilidades de clasificación a la última fecha antes debimos ganarle a Francia, el actual campeón olímpico, que además nos había vencido en semifinales de los Juegos de Tokio. Aunque fue un resultado muy meritorio, no siento que haya sido algo absolutamente histórico. Ellos no pusieron el que considero que es su mejor equipo. Jugaron Patry y Clevenot, dos hombres muy importantes, y Toniutti, el capitán, que sin embargo en los Juegos fue suplente de Brizard. Y no estuvieron en cancha los centrales que nos ganaron en “semis” olímpicas, Chinenyeze y Le Goff, ni el líbero, Grebennikov.

Hechas esas salvedades, sí puedo decir que jugamos de igual a igual contra un rival de enorme jerarquía. Jugamos al máximo de nuestras posibilidades, sin caernos en ningún momento. No sé si hubiésemos ganado si ellos tenían otra formación, pero está claro que tuvimos un gran partido contra el equipo que el entrenador del campeón olímpico puso en cancha. Nosotros no elegimos a quiénes teníamos enfrente. Dimos lo mejor de nosotros y logramos un triunfo que se festejó mucho.

Al momento de hacer un balance de lo hecho en estos cuatro partidos en Japón estoy en condiciones de asegurar que lo más positivo es que jugamos bien y que eso nos dio posibilidades de clasificación hasta la última pelota del último partido. Además, hicimos lo que debíamos hacer, porque arrancamos superando con cierta claridad a Canadá y Australia, que son equipos que están debajo de Argentina en el ranking mundial. Por el sistema de clasificación olímpica, es fundamental ganarles a los que están abajo y sacar puntos contra los que están más arriba. En ese plano, cumplimos y no hay objeciones.

Más allá de esas cuestiones positivas, percibí que nos faltó mucho en lo mental, en la agresividad al momento de jugar instancias definitorias como las que atravesamos este fin de semana. De todas maneras, sé que eso se construye y que puede llevar muchos años. A los de mi camada nos costó 15 años hasta lograr un resultado histórico como la medalla de bronce en Tokio. Ojalá que esta generación no tenga que pasar tantos años hasta obtener resultados. Cada partido con la camiseta celeste y blanca tiene que estimularlos y darles más ambición.

Remarco todo eso porque es evidente que, a partir de esta VNL 2022, los más grandes estamos para acompañar. Ahora, el equipo es de los más jóvenes. De ellos es la Selección Argentina pensando en los Juegos Olímpicos de París 2024 y Los Ángeles 2028. Tienen que tomar la posta y sacar la cara por el equipo. No hay excusas.

Al mismo tiempo, quiero rescatar todo lo que hicieron mis compañeros mientras yo no estuve con el equipo al comienzo de la VNL. No me gustó que se resaltara tanto mi rendimiento, porque mientras yo disfrutaba de un descanso, ellos fueron los que pusieron la cara y afrontaron los viajes y los partidos en los que no se daban los resultados.

Aunque haya cosas por mejorar, como ocurre en cualquier equipo del mundo, no me cae bien que les quiten méritos a los que estuvieron defendiendo la camiseta argentina, más aun en un torneo como éste, en el que se brindan posibilidades a muchos jugadores jóvenes. Creo que algunos de ellos hasta se sorprendieron de tener tantos minutos en cancha y les costó mentalizarse y mantener el rendimiento jugando a este nivel. Igual, eso es normal. Siempre tendrán mi apoyo y respaldo como compañero, aunque los exija al máximo todos los días.

En lo personal, estuve muy enfocado. Sabía que había muchas expectativas por mi vuelta y también sentía algún tipo de presión. Creo que no desentoné a pesar de que mi último partido oficial había sido el 11 de mayo, cuando nos coronamos campeones de Italia con la Lube. Me siento conforme porque además les demostré al cuerpo técnico y a mis compañeros que, si bien no estuve con ellos en las dos primeras semanas de competencia, me seguí preparando con mucha responsabilidad.

Por supuesto, disfruté muchísimo volver a ponerme la camiseta de la Selección. Si no disfrutara, no estaría acá, volviendo desde Japón. El día que no disfrute adentro de una cancha no voy a hacer ningún esfuerzo por disimularlo. La Selección es el lugar en el que me siento feliz, el lugar al que pertenezco. Ojalá pueda transmitir ese sentido de pertenencia que me llena de orgullo.

¡Nos reencontramos muy pronto!

Para más sobre Luciano De Cecco, esta es su web oficial: The Cecco 15 

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