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Majo Granatto y la espina de haber errado un penal en 2013

En los últimos años varios deportistas pusieron en la mesa el tema de la salud mental y cuánto afecta a los protagonistas las derrotas, las frustraciones, la presión y también el éxito. Simon Biles (gimnasia) y Naomi Osaka (tenis) fueron las caras más visibles de esta exposición. Ellas que parecen de otro planeta, resultaron ser humanas, como María José Granatto.

Majo fue elegida mejor jugadora Junior en 2016 y 2017, sus habilidades se ven en todo el mundo como muestra de lo distinto, lo antinatural, lo "jamás visto" en una cancha. Está fuera de la norma. La jugadora de Santa Bárbara, que en sus comienzos en el seleccionado viajaba en colectivo y tren desde La Plata para llegar a las ocho de la mañana al Cenard con el fin de seguir sus sueños, es comparada con las mejores del mundo, ella es una de las mejores del mundo. Pero también tiene inseguridades, como todos.

Las Leonas juegan este miércoles a las 16:30 los cuartos de final del Mundial de España-Países Bajos con Inglaterra. Esta etapa ya es eliminatoria y en caso de empate en tiempo reglamentario van a penales australianos (un mano a mano entre una jugadora y la arquera que tiene como duración ocho segundos). Esta definición subió el porcentaje de atajadas y disminuyó la cantidad de conversiones. En 2013, se jugó en Alemania la Copa del Mundo Junior. Argentina llegó a la final con Países Bajos -en ese entonces Holanda- y empató 1 a 1. Se resolvió con shoot-outs. Las Leoncitas perdieron 2-4 y Majo fue una de las que no logró el gol. Desde ese entonces, y casi 10 años después, lo recuerda.

"No soy amante de los shoot-outs, no me gustan para nada. Me fui sacando el miedo en los entrenamientos, pero sé que hay varias que lo tiran mejor que yo. No sé si es tirarlo bien, pero hay que tener la cabeza en el momento para poder definir esa jugada", respondió la delantera al ser consultada por la posibilidad de llegar a esta instancia.

No coincide en que "el habilidoso" deba ir a tirarlo. "Va el que sabe que la va a meter, a mí me pasó en mi primer Mundial Junior. Era muy chiquita (17 años), fui a tirar en la final contra Holanda y lo erré, y me quedó una espina y después nunca me gustó volver a tirarlos. Ahora estoy intentando entrenarlo y hacerlo habitual, tal vez tenés un uno contra uno en la cancha y lo ganás, y es lo mismo pero en ocho segundos. Es cuestión de perderle el miedo", cerró la futura jugadora del Blomendaal.

De esa forma demostró ser más humana de lo que aparenta en una cancha cuando con el palo y la bocha hace dibujos imposibles. En definitiva, los deportistas son la suma de todas sus experiencias, y algunas tardan más en desvanecerse. Por suerte, a Majo Granatto no se le nota el miedo aunque ella cuente que existe.