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El día de la segunda "Mano de Dios" de Maradona

Diego Armando Maradona falleció el miércoles 25 de noviembre de 2020 a los 60 años de edad. El Diez, hacedor de anécdotas increíbles e hitos que marcaron al fútbol mundial, tiene en su haber no una, sino dos manos clave en encuentros disputados en Mundiales con Argentina.

Argentina y Unión Soviética se enfrentaron por la segunda fecha del grupo B del Mundial de Italia 1990 en el Estadio San Paolo. En un cotejo complicado, los europeos tuvieron la chance de ponerse en ventaja, pero Diego Armando Maradona evitó la conquista con su brazo derecho, emulando ‘La mano de Dios’ realizada en 1986. Finalmente, Argentina se impuso por 2-0 y tomó aire luego de la derrota ante Camerún en la primera jornada.

El 22 de junio, ingleses y argentinos se enfrentaron por los octavos de final del Mundial de México 1986. En una tarde para el recuerdo, el equipo de Bilardo ganó 2-1 con una actuación sobresaliente de Diego Maradona, quien anotó los dos goles de la Albiceleste. Y qué goles: tras el 0-0 en la primera etapa, en el complemento, y en sólo 5 minutos, Pelusa le armó un lío bárbaro a Inglaterra y puso su nombre por duplicado en los acontecimientos más importantes de la cita mundialista.

A los 51, Diego saltó con Shilton en busca de un balón aéreo, pero para sorpresa de todos no fue el arquero quien tomó la bola, sino que ésta terminó dentro del arco. La repetición de aquel tanto despejó las dudas: Maradona se elevó y, con su mano izquierda, fue más alto que Shilton, convirtió el 1-0 y dio origen a la famosa ‘mano de Dios’. 4 minutos después, el ‘barrilete cósmico’ tomó la pelota en mitad de cancha, eludió a quien se interpusiera en su camino y selló el Gol del Siglo. Posteriormente, Argentina despachó a Bélgica en semifinales y le ganó a Alemania en la final por 3-2 para levantar la Copa del Mundo, título que no volvió a ganar desde aquella edición.

Cuatro años después de la segunda estrella mundialista, Argentina, con Bilardo y Maradona nuevamente a la cabeza, viajó a Italia en busca del bicampeonato, aunque el comienzo no fue el mejor: la sensación del certamen, Camerún, sorprendió a la Albiceleste y le ganó por 1-0. El segundo compromiso de Argentina era ante Unión Soviética en un partido que podía marcar la posible eliminación del elenco nacional en caso de no obtener un resultado positivo. En este contexto, el destino puso una nueva piedra en el camino de Argentina: a los 10 minutos, Nery Pumpido se fracturó tibia y peroné tras chocar con el Vasco Olarticoechea, su compañero, e inmediatamente levantó los brazos para pedir el cambio. Del otro lado de la línea de cal aguardaba Sergio Goycochea, quien se convirtió en la figura de esa Selección que llegó a una nueva final.

De aquella jugada en la que Pumpido tuvo que ser sustituido, Unión Soviética encontró la chance de ponerse en ventaja desde un tiro de esquina: Kuznetsov, capitán del conjunto europeo, cabeceó el lanzamiento y todo parecía indicar que la pelota se iba a meter en el primer poste de Goyco. Sin embargo, el hombre que estaba custodiando esa posición, Diego Armando Maradona, evitó el primer grito sagrado con su puño derecho, bien despegado de su cuerpo, en lo que fue un claro penal para los europeos. Así como su mano izquierda había pasado a la historia por convertir aquel tanto ante Inglaterra, su brazo derecho no quiso ser menos y le aguó el festejo a los soviéticos, que al ver la acción realizada por el 10, salieron disparados para reclamar. El juez del partido, Erik Fredriksson, a pesar de estar muy cerca de la jugada y ver con claridad lo que había sucedido, decidió no señalar el punto penal y las acciones continuaron con total normalidad. Casi sin querer, o en realidad queriendo, Maradona volvía a ‘meter mano’ en el Mundial en una jugada que terminó siendo el salvavidas de la Selección del Narigón.

10 minutos después de ese momento llegó la primera alegría para Argentina, que le dio aire en un encuentro que pintaba complicado. Una escapada del Vasco Olarticoechea por la punta izquierda terminó en un centro que ubicó la cabeza de Pedro Troglio, quien se metió dentro de una marea roja de camisetas soviéticas que no habían notado su presencia. Pedro se elevó entre dos jugadores que solamente pudieron observar cómo la cabellera enrulada de Troglio le decía ‘sí’ a la pelota para marcar el 1-0 del partido.

El complemento se presentó más favorable para la Albiceleste gracias a la temprana expulsión de Bessonov a los 3 minutos. El Pájaro Caniggia comenzó una de sus clásicas corridas en mitad de cancha y el defensor no tuvo más opción que derribar al Hijo del Viento para evitar que el 8 quedara mano a mano con el arquero Uvarov. Sin embargo, eso no fue un impedimento para que Unión Soviética pusiera a trabajar a Goycochea unos minutos más adelante.

A los 80, la Selección se encontró con el segundo gol del partido en una jugada confusa. Troglio recibió una falta cerca del área de los europeos, pero antes de que el juez pitara la infracción, el capitán Kuznetsov, el mismo que fue protagonista en la jugada de Maradona, pateó la bola hacia su propio arco y terminó habilitando a Jorge Burruchaga, quien pescó la ‘asistencia’ de su rival y, ante la salida de Uvarov, definió con un toque suave por debajo de su cuerpo.

De esta manera, la Selección de Bilardo y Maradona obtuvo su primer triunfo en el Mundial de 1990 que sería el puntapié inicial para alcanzar su segunda final consecutiva. Luego de la fase de grupos, Argentina superó a Brasil en el día del bidón, le ganó a Yugoslavia por penales y, mediante la misma vía, eliminó al equipo local, Italia, para finalmente caer ante Alemania en el cotejo decisivo con una polémica actuación del árbitro Codesal.

En el San Paolo, la segunda casa de Pelusa, aquella jugada de Diego, ese manotazo de ahogado en busca de salvar la valla de Goyco ante el cabezazo de Kuznetsov y la indecisión de Fredriksson para marcar el penal que debía ser sancionado fueron claves para la continuidad de la Albiceleste en ese Mundial. Ese tanto del capitán soviético podía significar el fin del camino para una Selección que encontró en la segunda ‘mano de Dios’ de Maradona el chaleco salvavidas que lo mantuvo a flote en Italia 1990.