Elecciones en Brasil

La ultraderecha dominará el Congreso con el que tendrá que convivir el próximo presidente de Brasil

La composición de la Cámara de diputados supone un obstáculo enorme para Lula en caso de imponerse el 30 de octubre, en la segunda vuelta de las presidenciales | Para Bolsonaro, en cambio, se trataría de un escenario ideal para profundizar su programa político

Una simpatizante de Jair Bolsonaro circula en moto en Brasilia.

Una simpatizante de Jair Bolsonaro circula en moto en Brasilia. / EFE

La religión ha invadido la campaña electoral en Brasil. La "guerra santa" lanzada por el bolsonarismo ha obligado a Luiz Inacio Lula da Silva a sobreactuar su rechazo al aborto y erigirse en defensor de la familia. La ola conservadora en la recta final del segundo turno es apenas el árbol que trapa la visión del bosque. Si Lula se impusiera el 30 de octubre a Jair Bolsonaro, aunque sea por muy escaso margen, como predicen los sondeos, tendrá que convivir con un Congreso dominado por la ultraderecha, que lo obligará a realizar grandes concesiones a un centro político que ya lo ha traicionado. De imponerse el capitán retirado, contará por su parte con una legislatura favorable a acelerar su programa político.

El giro a la derecha ha sido drástico en 2019 con la asunción de Bolsonaro, quien no solo ha sido blindado en el Congreso durante la pandemia que mató a casi 700.000 personas: las decenas de peticiones de juicio político durmieron en un escritorio el sueño de los justos. El diputado bolsonarista Arthur Lira ha intentado sin suerte días atrás promover una ley que criminaliza la divulgación de encuestas electorales. Un reciente proyecto de las bancadas conservadoras busca a su vez terminar con la protección legal para deforestar el bosque atlántico. Todo puede ser mucho peor a partir del año próximo. El exministro de Medio Ambiente de Bolsonaro, Ricardo Salles, un negacionista del Acuerdo de París que tuvo que abandonar su cargo en medio de un escándalo por contrabando de madera, ha hecho saber que aspira a presidir una importante comisión de la Cámara de Diputados, no ajena a las cuestiones que le dieron protagonismo.

Salles es, por estos días, la regla y no la excepción de un Parlamento mucho más inclinado hacia la ultraderecha que el existente. El exgeneral Eduardo Pazuello, señalado como uno de los responsables del desastre sanitario, fue premiado con un escaño y una votación récord en Río de Janeiro, lo mismo que exfubolista Romario, el exjuez Sergio Moro y el exfiscal Dalton Dellagnol, responsables de la condena de Lula que fue anulada por el Tribunal Supremo. La pastora evangélica y exministra de la Familia Damares Alves ganó su escaño con el auxilio de la Primera Dama, Michelle Bolsonaro, y engrosará la ya de por sí poderosa bancada evangélica en ambas cámaras. Junto a ella se sentará la exministra de Agricultura Tereza Cristina da Costa, una ardiente defensora del lobby ruralista.

Primeras advertencias

La agresividad del futuro Congreso ha comenzado a ser insinuada. El diputado electo Alberto Fraga, amigo personal de Bolsonaro, quiere redoblar las leyes más severas del Código Penal y mayores facilidades para el acceso de los brasileños a las armas que las otorgadas por el actual Gobierno. Fraga no actuará solo. De hecho, el PL, los bolsonaristas "puros" contarán con 99 de los 513 escaños, 23 más que en el presente.

Antes y después de asumir el poder, Bolsonaro nunca se privó de sus comentarios racistas. Su partido contará no obstante en el Congreso con un 25% de los legisladores electos que se autoperciben afrobrasileños. La alianza ideológica con Republicanos y el PP le dará al bolsonarismo 190 escaños. Esos tres partidos controlarán el 53% de las bancas en el Senado. El centro, conocido como "centrao", e históricamente proclive a adherir al mejor postor, sumará más de 240 congresistas. El Partido de los Trabajadores (PT) pasará de 56 a 76 diputados. El bloque "lulista", que incluye a sus aliados del Partido Verde y Partido Comunista do Brasil (PCdoB), será de 80 integrantes. Una fuerza escasa para evitar las peticiones de destitución de Lula, en caso de consagrarse en las urnas.

Diputados con expedientes judiciales

El exgobernador de Río Grande del Norte, el bolsonarista Robinson Faria, se estrenará en la Cámara de diputados a pesar de haber sido salpicado por un caso de corrupción. No será el único. Alrededor del 40% de los 202 diputados elegidos por primera vez han sido objeto de demandas o investigaciones en los últimos años, la mayoría por hechos de malversación de recursos públicos, estafa e incluso asesinato. Erika Hilton y Duda Salabert ya han entrado en la historia parlamentaria de Brasil. Serán las primeras mujeres trans electas a la Cámara por dos formaciones menores de izquierda. A partir del primer día de 2023, la cantidad de diputadas pasará de 77 a 91. Se trata de una presencia femenina sin precedentes en el Congreso. Todavía la escena legislativa está lejos de un escenario de paridad. Las mujeres solo representarán el 17,7% del total de parlamentarios. La cuarta parte de las que obtuvieron sus cargos en la primera vuelta, a comienzos de este mes, son esposas de políticos. Uno de los casos que más llamaron la atención tuvo lugar en el estado nordestino de Maranhão, donde la bolsonarista Detinha se convirtió en la más votada de las elecciones, relegando a un segundo lugar a su esposo y diputado reelecto por la ultraderecha, Josimar Maranhãozinho.