Debido a la sequía sostenida desde hace más de tres meses, este martes se mantuvo la reunión entre el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) y el Comité de Emergencia para analizar la renovación por tres meses de la emergencia agropecuaria decretada el 25 de octubre de 2022 y se resolvió extenderla por 90 días más.

El Comité de Emergencia está integrado por el titular del MGAP, Fernando Mattos, el subsecretario, Juan Ignacio Buffa; Carlos Rydström por Desarrollo Rural; Luis Carresse por Descentralización, además de integrantes del Ministerio de Economía y Finanzas, el Instituto Uruguayo de Meteorología (Inumet) y el Sistema Nacional de Información Agropecuaria (SNIA).

Carresse contó a la diaria que fueron “muy prudentes al declarar la emergencia agropecuaria en octubre”, pero que tenían “la expectativa de que, como pasó el año pasado, el 17 de enero se fuese atenuando, pero eso no está ocurriendo”. Los tres años de sequía continuada “realmente han hecho mucha mella”, lamentó.

El director de la Granja, Nicolás Chiesa, destacó a la diaria la inclusión de los rubros que empeoraron su situación desde octubre hasta la fecha, como la avicultura y la apicultura; con respecto a esta última alertó que con la escasez de lluvia “se ha cortado totalmente la producción de néctar en buena parte del país y estamos complicados”.

La primera declaración de emergencia involucraba únicamente a los rubros ganadería, lechería, horticultura, fruticultura y agricultura, que tampoco han mejorado sus condiciones. El panorama a futuro no indica que se pronostiquen grandes caudales pluviales y preocupa el déficit hídrico continuado desde 2022.

Era “un hecho que se iba a incluir” la apicultura, sustuvo Carresse, puesto que “en octubre había una posibilidad de floración y las abejas habían trabajado parte de la primavera con la floración correspondiente en diferentes cultivos”. El panorama de hoy, sin floración, refleja un sector complicado y revertirlo es “muy difícil porque hasta a nivel forestal algunos ciclos se han relegado”, detalló el director de Descentralización del MGAP.

Además, apuntó: “El año pasado con las olas de calor se sufrieron pérdidas en el rubro de la avicultura, ya que el estrés hídrico afecta a las aves y retomar la postura de huevos les lleva muchísimo tiempo y muchas veces acorta el ciclo de vida útil”. El estrés hídrico se manifiesta cuando la demanda de agua es más importante que la cantidad disponible durante un período determinado o cuando el uso del agua se ve diezmado por su baja calidad.

Sobre la incorporación de la forestación a los rubros contemplados, Carresse comentó que se planteó “de la misma manera que hicimos el año pasado, que fue inédito, y tiene total asidero por los incendios forestales” y porque “muchas de las mudas que se plantaron en otoño se han secado”. Como la primavera, “que es la revancha, otra chance de sembrar o cuando se prepara la tierra para esa nueva siembra de árboles”, tuvo muy pocas lluvias, es otro argumento a favor para contemplar el rubro.

La Unidad de Descentralización del MGAP presentó en la reunión un relevamiento realizado por las seccionales policiales en cuanto al estado corporal del ganado, de la pastura y de los cauces de agua. Por eso, Carresse alertó sobre “lo alarmante que está Uruguay a nivel hídrico y la disponibilidad de agua en diferentes chacras”.

Mirar hacia afuera de la región

Tras la reunión, el titular del MGAP, Fernando Mattos, dijo en una rueda de prensa que “estamos en una generalidad de un mapa pintado en rojo que demuestra la falta de humedad en el suelo de forma generalizada en todo el país, que se extiende a toda la región. Estamos en una situación de sequía en buena parte de Argentina, Uruguay y Brasil”.

Aseguró que desde el Inumet se brindaron informes de los próximos pronósticos que “no son muy auspiciosos”: “Hay dos episodios de lluvia modestos, que no revertirían para nada la situación actual, este sábado y el sábado siguiente. Habría que ver de qué dimensión podrá ser el segundo episodio, pero claramente estamos en una situación de sequía”.

Carresse coincide en que la situación en los países vecinos es igualmente compleja: “Tenemos que pensar en muchas cuestiones que sean exógenas, externas, pensar en posibilidades de traer comida de afuera”. Además, manifestó que “ni siquiera tenemos que hablar de la región, porque está tan comprometida como nosotros y en algunos casos hasta más, ya que hubo gran mortandad de animales en Santa Fe y muchas lluvias en Paraguay” que generaron inundaciones.

“Traer comida desde afuera” es algo “impensado, pero el cambio climático conduce a estas cuestiones y tenemos que estar ávidos para que nos agarre prontos y poder dar una solución”. Esta mención refiere a la importación de “alimentos directos, fibra, puede ser cáscara de soja, en su momento se trajo algodón para la lechería”, explicó y amplió: “Traemos año a año 400.000 toneladas de maíz, pero nuestros vecinos a los que le compramos maíz están ahora en una situación tan compleja como la nuestra”.

Desde la Unidad de Descentralización buscan generar posibles herramientas focalizadas y localizadas. Actualmente se encuentran en una “recorrida con el ministro Fernando Mattos y es un lindo momento para presentar parte de esa batería de medidas”, aseveró Carresse.

Para el director de la unidad, “los privados también tienen que hacer su trabajo”. Por eso se reunieron con las gremiales lecheras: “Nos hicieron ver algunas cuestiones para las que ya nos pusimos a trabajar desde el punto de vista arancelario”, dijo.