El ecólogo Jordi Bascompte es uno de los mejores científicos españoles vivos. En 2004 ganó el Premio Joven Investigador Europeo, en 2010 fue seleccionado para entrar en el comité editorial de la revista Science, en 2011 recogió el Premio Nacional de Investigación y en 2015, harto de las "insólitas" trabas burocráticas para hacer ciencia en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), decidió hacer las maletas y huir de España. Ahora, Bascompte, nacido en la localidad catalana de Olot en 1967, es un feliz catedrático de Ecología en la Universidad de Zúrich, en Suiza. El investigador busca, con un ojo de biólogo y otro de físico, las reglas matemáticas que subyacen bajo “la arquitectura de la biodiversidad”: cómo interactúan las especies animales y vegetales y cómo esas interacciones funcionan como un motor de su propia evolución.